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¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!...
Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo
y suyo, y mío, de las cosas!
Juan Ramón Jiménez
Eternidades (1918)
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Quizás esta cita sirva para hacer reflexionar sobre la belleza de la simplicidad y la libertad del pensamiento. Las cosas son lo que son, con independencia de cómo se las llame, cómo se escriban, o cómo nos vengan otros a decir que son.
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(Para aquellos que no lo sepan, Juan Ramón Jiménez defendía el uso de una grafía única para un mismo fonema, es decir, proponía escribir siempre el fonema "J" con dicha letra, en detrimento de la "G". Juan Ramón Jiménez era lo suficientemente "intelijente" como para que sus faltas de ortografía, siempre conscientes, fueran debidas a un acto de rebeldía contra la complejidad ortográfica, y a favor de la simplicidad.)
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